Afuera yace la luna, nuestra conversación ya es historia. Hablamos un tanto.
Las imágenes navegan en el más allá y yo aquí sentada bajo esta lúgubre noche pensando en lo que vendrá y, al amanecer los deseos se encontrarán sepultados en el cuerpo de otra mujer, que clamará el placer gobernante en aquél cuerpo ardiente.
Un Lento, sólo uno. Bailemos un lento melancólico en nuestra noche, para que cesen los deseos profanos de mi cuerpo puro. Ya no guardo recuerdos. Ya no existo.
Hablemos de la noche. La noche y digámoslo así, es poesía, que narrada de la mejor forma, no la hace más bella que el amor. A ti. Hablemos de la noche, hablemos del deseo. El deseo es la satisfacción de la angustia, que reencarnada en mi cuerpo y en el de vosotros hacen perder el sentido del amor y del tiempo . Decir te amo es fácil, sentirlo no.
Hablemos de amor, hablemos de nosotros, hablemos de la vida cíclica. ¿Por qué volver si sigue siendo lo mismo? Hoy estoy inmerso en mi noche. La llamaremos "La noche cíclica" donde vuelven los recuerdos más oscuros de mi vida. Recuerdos que profundizan la llaga que malherida dejó mi esperanza.
¿Hablemos? o dejemos que nuestras vidas sigan ese camino lato, el que anochece y atormenta mis sentimientos cada vez que te siento cerca de mis sentimientos. No hablemos de sentimientos, ya están truncados, separados como los pliegues de nuestras olvidadas almas. Sigo siendo pequeña, sigo sintiendo, sigo recordando lo que fue y no fue. Sigo triste, abandonada en el desierto sepulcral del amor.
Bueno, hablemos de amor, pero que sea muy despacito para que nadie se entere que yo también tengo corazón. Hablemos de lo no permitido, rompamos las reglas del juego, pero que nadie se entere, lo repito una vez más, que está escribiendo un doble "Amor".