La noche Quijotesca

La noche Quijotesca
The night

lunes, 29 de octubre de 2007

Se derrama la esperma, el pequeño barco, humedece con el agua

El norte fue sur por unos segundos,
tus montes, que oscuro hicieron mi caminar,
emancipaban el delirio al tratar de escapar
de los agobiantes deseos.
Tus hojas, cubiertas por ceda y miel,
derraman el agua, a tu velero de papel
y roto cae sobre tu cuerpo, que al tacto,
de mis dedos y manos, lo vuelven
a construir, para seguir su camino
hacia el puerto perdido.

¡Oh! flor marchita, presagia al velero,
una vez más, hasta que toque fondo,
en la densa neblina del océano,
en el puerto de los barcos hundidos.

¡Oh! flor marchita, no des luz a la vida,
que esta ya culmina al derramarse la esperma
de tus velas.

¡Oh! barco a la deriva
no divulgues nuestras vidas, en esta noche
cíclica,
que bajo los sentidos del viento,
tu velero se pierde,
en fondo del mar, en el fondo de tu corazón.

¡Oh! barco a la deriva, te veo caer a nuestra
mar serena, el agua te empapa de deseo,
pero mi poesía es tu plaga
que carcome la podredumbre de tu madera.

La tormenta, la tormenta te espera,
a estribor tu navío sarcástico,
tu pequeño velero se humedece con el agua,
en los mares más profundos
de mi amor perdido.

Mumuki

Mumuki
Octeto Piazzolliano

Café, 1930

Y sintieron ese amor mutuo
cuando la complicidad los gobernaba.
Ese apasionamiento loco, por el otro,
provocó desconsuelo.
Esa lúgubre noche,
a media luz, aquella nostalgia
cuando se despidieron y rompieron
sus sueños porque que uno ha de partir.
Esta despedida, la tercera;
la misma situación que se ha vuelto
repetir,
en este fatídico sueño decreciente,
se volvió reiterado,
aplastado,
acostumbrado a divulgar
mis sentimientos y emociones con
el mundo extranjero.
Volvimos a caer de nuevo
a los pies de nuestras almas.
Vi tropezar tus anhelos,
vi engañar tus añoranzas, y decayó
aquel sueño que derrocó al mío esa noche.
Te siento, mi conciencia me traiciona;
palpo tu voz, acaricio tu alma,
se pudre tu mirada, y tus suaves manos
sienten el agua más fría.
- ¡ ya te vas ! -
Otra vez en tan poco tiempo; regresas…
La misma historia,
la misma melancolía,
la misma cantidad de cigarros consumo
por mi nerviosismo.
Vuelves y te vas; una vez más,
como en nuestro juego sarcástico,
en nuestra fiesta sexual;
dos cuerpos se unen,
dos almas se disgregan,
dos personas se anhelan, en torno a un café,
en 1930.

Gorín inglés

Gorín inglés
Piazzolla concert