La noche Quijotesca

La noche Quijotesca
The night

domingo, 23 de marzo de 2008

Preámbulo

-Te quiero-, le dije en voz bajita para no espantar el silencio,
quien era mi mejor cómplice en aquel momento de intimidad.
Dulcemente besé su mejilla y mi rostro se incendió de timidez
en un instante. Mis ojos inquietos miraban mis manos,
que escondían la humedad provocada por los nervios.
Él dejó volar un par de palabras, yo me acerque más
y dejé que mi aroma invadiera los centímetros que quedaban
entre nosotros. Mi mejilla se refugió en su hombro y mi espalda
entre sus brazos, mi piel vibró bajo sus dedos y mi vientre danzó
al ritmo de su corazón, mi voz susurro mil palabras, y su
respiración acarició mi cabello... Ambos cuerpos temblaban
extrañamente en una noche de verano, el calor no era suficiente
para calmar la fría incertidumbre de lo que vendría...
Los minutos pasaban y mis labios no resistían la amarga distancia;
suavemente se posaron sobre sus labios y juntos endulzaron
aquel momento. El manto de pasión que nos cobijaba se arrimó
a nuestra piel y una hermosa melodía nos envolvió de melancolía,
la ternura invadió aquel lugar, el temor se quedó en el ayer,
y fundido en una frase el amor se dejo caer.

Mumuki

Mumuki
Octeto Piazzolliano

Café, 1930

Y sintieron ese amor mutuo
cuando la complicidad los gobernaba.
Ese apasionamiento loco, por el otro,
provocó desconsuelo.
Esa lúgubre noche,
a media luz, aquella nostalgia
cuando se despidieron y rompieron
sus sueños porque que uno ha de partir.
Esta despedida, la tercera;
la misma situación que se ha vuelto
repetir,
en este fatídico sueño decreciente,
se volvió reiterado,
aplastado,
acostumbrado a divulgar
mis sentimientos y emociones con
el mundo extranjero.
Volvimos a caer de nuevo
a los pies de nuestras almas.
Vi tropezar tus anhelos,
vi engañar tus añoranzas, y decayó
aquel sueño que derrocó al mío esa noche.
Te siento, mi conciencia me traiciona;
palpo tu voz, acaricio tu alma,
se pudre tu mirada, y tus suaves manos
sienten el agua más fría.
- ¡ ya te vas ! -
Otra vez en tan poco tiempo; regresas…
La misma historia,
la misma melancolía,
la misma cantidad de cigarros consumo
por mi nerviosismo.
Vuelves y te vas; una vez más,
como en nuestro juego sarcástico,
en nuestra fiesta sexual;
dos cuerpos se unen,
dos almas se disgregan,
dos personas se anhelan, en torno a un café,
en 1930.

Gorín inglés

Gorín inglés
Piazzolla concert