La noche Quijotesca
martes, 24 de febrero de 2009
Y me preguntas Muerte si hay recuerdos
caminas por los atisbos desolados
que mi impune alma recordó
en el vertiginoso crepúsculo del ayer.
Añoranzas desoladas estremecen mis pupilas,
lágrimas caen,
un charco de agua se hace polvo y,
la última lectura vuestra carta preludia mi destino.
-“¿Por qué me buscas muerte?”
He vuelto a viajar por mi pasado
¿sepultado?
Hoy estuve allí, donde suelo coger en mis brazos
cada pena suya, sin respuesta, y olí el sabor amargo
de sus angustias ácidas.
Una vez más la oí reír, sarcásticamente me habló,
dijo adiós, y el roto corazón busca explicación
que nunca llegará,
igual que el amor que un día prometió.
-“Tu vida en segundos recorrida”
Minuto dos, regresó el amor,
así tan raudo se disolvió; ella llora, ella ríe,
ella inquieta busca el calor de otro cuerpo
en las puertas de otro infierno lo encuentra.
-“¡Por suerte no he muerto!”
Minuto uno, la fiesta de los locos, pasión;
temerosas las palabras reunidas en su boca
danzan acuosamente por la asquerosa saliva
de otros besos que no eran míos.
Los sentimientos se convirtieron en locura
frustrando de amargura y tristeza
lo que con ligereza siempre soñé,
y fue a ti.
-“¡ Y me preguntas muerte si aun poseo vida!”
Minuto cero, busco encontrar en la cajita de los recuerdo
cual de tantos besos fue el primero, mas,
desterrar la última caricia sepultada
en el pecho agitado con prisa,
que palparon mis manos , un poco desesperadas,
hace dos minutos.
-“¡y te respondo muerte, mi vida duró dos minutos,
aquellos dos, dos minutos, dos… Solamente lo que duró un beso.!”
Mumuki
Café, 1930
Y sintieron ese amor mutuo
cuando la complicidad los gobernaba.
Ese apasionamiento loco, por el otro,
provocó desconsuelo.
Esa lúgubre noche,
a media luz, aquella nostalgia
cuando se despidieron y rompieron
sus sueños porque que uno ha de partir.
Esta despedida, la tercera;
la misma situación que se ha vuelto
repetir,
en este fatídico sueño decreciente,
se volvió reiterado,
aplastado,
acostumbrado a divulgar
mis sentimientos y emociones con
el mundo extranjero.
Volvimos a caer de nuevo
a los pies de nuestras almas.
Vi tropezar tus anhelos,
vi engañar tus añoranzas, y decayó
aquel sueño que derrocó al mío esa noche.
Te siento, mi conciencia me traiciona;
palpo tu voz, acaricio tu alma,
se pudre tu mirada, y tus suaves manos
sienten el agua más fría.
- ¡ ya te vas ! -
Otra vez en tan poco tiempo; regresas…
La misma historia,
la misma melancolía,
la misma cantidad de cigarros consumo
por mi nerviosismo.
Vuelves y te vas; una vez más,
como en nuestro juego sarcástico,
en nuestra fiesta sexual;
dos cuerpos se unen,
dos almas se disgregan,
dos personas se anhelan, en torno a un café,
en 1930.