La noche Quijotesca

La noche Quijotesca
The night

domingo, 23 de agosto de 2009

La dulce calma infinita ( Lamentos en una casita vacía II )

Ahora te encuentras quieta, pasmada por la absurda sombra
que cubre tu rostro. Negros se encuentran los ojos que miran
como llueve bajo la cama tus viejos amores,
amores como los que te hablan a través de un lato poema,
poema como éste, poema que yo te escribo.

“El problema no es el poema,
el problema es que te escribo poesía.”

Poesía, -¿qué es poesía? – poesía no eres tú, ni lo soy tampoco,
poesía no eres tú, eres la simple hierba que entregó su fruto putrefacto,
tus raíces formaron la barrera, el sarcástico muro que ahora no te deja ver.
Entonces qué serás, una simple verdad, o bien, la hoja quemada
que cayó esta tarde de aquel árbol diseco; -¿qué haces aquí?,
tan lejos de la dulce calma infinita, y más cerca del ardiente fuego;
de qué sirve mirarte, si no puedes derretir el hielo que de mí te separa.

Tus venas se congelan, y tu cuerpo se disipa;
en un charco de sangre se transforma el cariño que brota por tu venas,
tus piernas buscan de nuevo el deseo, tu boca pide felicidad, y el alma clama
con verdad, escuchar aquellas palabras que te confunden. Palabras lindas,
frases llenas de poesía, poemas que te solía leer.
Tú, sentada en aquel sillón,
vibrando con aquel esplendoroso mundo que mis sueños inventaban,
temblando con la dulce pasión que te entregó el amor en un triste verso y
leyendo ingenuamente el poema X de Neruda.
Y te encuentras allí, postrada, mientras el crepúsculo se desvanece
para dar paso a la noche, la noche que te espera junto al manto de estrellas
que cobijará con su aurora el recuerdo de dos amores
que con esta pregunta se acaba.

-¿De qué sirve leer, en una casita vacía, veinte poemas de amor si ahora
te encuentras un tanto desesperada, por el hundimiento de nuestro
barquito de papel ?-

Mumuki

Mumuki
Octeto Piazzolliano

Café, 1930

Y sintieron ese amor mutuo
cuando la complicidad los gobernaba.
Ese apasionamiento loco, por el otro,
provocó desconsuelo.
Esa lúgubre noche,
a media luz, aquella nostalgia
cuando se despidieron y rompieron
sus sueños porque que uno ha de partir.
Esta despedida, la tercera;
la misma situación que se ha vuelto
repetir,
en este fatídico sueño decreciente,
se volvió reiterado,
aplastado,
acostumbrado a divulgar
mis sentimientos y emociones con
el mundo extranjero.
Volvimos a caer de nuevo
a los pies de nuestras almas.
Vi tropezar tus anhelos,
vi engañar tus añoranzas, y decayó
aquel sueño que derrocó al mío esa noche.
Te siento, mi conciencia me traiciona;
palpo tu voz, acaricio tu alma,
se pudre tu mirada, y tus suaves manos
sienten el agua más fría.
- ¡ ya te vas ! -
Otra vez en tan poco tiempo; regresas…
La misma historia,
la misma melancolía,
la misma cantidad de cigarros consumo
por mi nerviosismo.
Vuelves y te vas; una vez más,
como en nuestro juego sarcástico,
en nuestra fiesta sexual;
dos cuerpos se unen,
dos almas se disgregan,
dos personas se anhelan, en torno a un café,
en 1930.

Gorín inglés

Gorín inglés
Piazzolla concert